viernes, 21 de diciembre de 2012

¿Por qué decoramos un árbol en navidad?

En la Alemania precristiana se realizaban dos ritos: el primero al Dios Odín, padre de los dioses de la mitología escandinava. La costumbre consistía en un grupo de guerreros reunido en torno al roble sagrado de Odín. A manera de tributo, ofrendaban las vidas de los prisioneros de guerra.


Odín

El segundo rito estaba dedicado al Dios Thor, hijo de Odín, considerado como el más fuerte de todos los Dioses nórdicos. En su nombre realizaban una ceremonia con unos tallos de doce hojas de una planta llamada palma. Cada una de las hojas representaba un mes del año. Al finalizar la ceremonia, encendían la punta de cada hoja y apilaban las palmas en forma de pirámide formando una hoguera en su honor.
Estas ceremonias cambiaron en el siglo VII, con la llegada a Alemania del monje San Bonifacio. Para detener los sacrificios humanos en el roble dedicado a Odín, San Bonifacio usó un abeto para evangelizarlos. Aprovechando su forma triangular, logró transmitirles el concepto de la santísima trinidad  y consiguió que los nativos se convirtieran a la religión cristiana, venerando este abeto como el árbol de Dios.
Con el correr de los siglos, la costumbre de venerar al abeto se fue transformando y cruzando fronteras, uniéndose con otras tradiciones como las celtas.
Los antiguos celtas creían que el árbol representaba un poder, y que ese poder los protegía y ayudaba. Los bosques eran sus templos. Tenían un árbol sagrado, la encina, del que los sacerdotes druidas recogían el muérdago siguiendo un ritual.




La unión de las diferentes tradiciones instaló lo que hoy conocemos en occidente como el Árbol de Navidad.
Se afirma que fue Martín Lutero, inspirador de la Reforma Protestante, quien inventó el árbol de navidad en el siglo XVI. Según la leyenda, una noche en la que Lutero regresaba a casa, observó que la luz de las estrellas centelleaba en las ramas de los árboles cubiertos de nieve. Esto le hizo recordar la estrella de Belén que guió a los reyes magos  la noche en que nació Jesús e inspirado por esta imagen taló un árbol, lo llevó a su casa y lo decoró con velas, nueces y manzanas simbolizando los dones que los hombres recibieron con el nacimiento de Jesucristo.


Al correr de los años, esta idea se esparció por algunas provincias de Alemania y la gente ya empezaba a tener la costumbre de colocar un abeto en sus hogares, y decorarlo con diversas creaciones.


En Inglaterra el árbol de navidad llegó en 1846 gracias al matrimonio del Príncipe Alberto (alemán de nacimiento) con la Reina Victoria. Como el árbol de navidad ya era una costumbre arraigada en Alemania, el Príncipe Alberto pidió que se colocara un inmenso árbol de navidad en el castillo de Windsor y fue tal su aceptación que pronto se propagó a la clase media y luego a las clases trabajadoras.

No hay comentarios: